Cantina

Había visitado muchas aldeas pero la del sonido siempre estaba ajena a mis pasos, ¿El por qué? Quien sabe. Ahora uno de mis clones había decidido emprender un recorrido hasta allá, era una búsqueda más bien misteriosa, no era mucha la gente que conocía en ese sitio, por lo que estar atenta era una apuesta interesante. Entre tanto caminar finalmente me detuve a pasar el rato en una cantina, entré y me senté en la barra observando la poca gente que había en esta.

—Ehh... ¿Hay alguien?

Me incorporé al mesón principal y me senté en una de las sillas, acomodándome y recargando ambos brazos sobre la tabla horizontal de la barra. Observé a Mello, supuse que tal vez era también un Clon ya que sería más cuerdo que el real estuviera con sus respectivos alumnos entrenado o que se yo.

—Ah. Hola, Mello, ¿Trabajas acá?

Pregunté mientras continuaba observando el alrededor y la construcción general de la cantina.

Le miro un tanto y frunzo el ceño cuando me percato de a donde van sus ojos. Golpeo la mesa un tanto con el costado de mi puño y le miro fulminante.

—¡Deja de identificarme así! Para eso está mi cara, acá arriba.

Luego me cruzo de brazos y continúo escuchándolo.

—Con que rosa, ¿Eh? Esa vieja siempre se pierde, quizás donde se fue de parranda ahora...

Le miro curiosa cuando me pregunta acerca de mi familia, ¿Cual era el fin de saber eso? Era obvio que la respuesta la conocía si había estado en la academia aquel día, los nombres de los alumnos no pasaban desapercibido para nada.

—Uhm, sí. Si tengo hijos, ¿Por qué?

—Eso tiene sentido, mis hijos, eso sí... son muy niños aun en comparación a los tuyos.

Me levanté en busca de alguna botella de sake, pero como del otro lado no alcanzaba, me subí a la mesa para llegar al sitio de las botellas de alcohol, saqué unas tres y caminé de vuelta a donde estaba, nuevamente salté el mesón y me volví a sentar donde estaba.

—¿Akari vino a espiar? Bueno, el fin mío fue solamente recorrer, jamás he sido de andar espiando a los demás, me parece aaabuuurridoooooo ~

Abrí la primera botella y bebí el primer sorbo.

—¿No cambié nada? ¿Por qué lo dices?

Pregunté, mirándole mientras jugaba con la botellita meciéndola de un lado a otra, provocando que el líquido en su interior golpease las paredes que lo contenían.

—Tampoco me siento tan distinta, ahora soy tan sólo unamilf katekage, los cargos no tienen por qué cambiar a la gente.

—Lo digo por decirlo, ¿Tan grave andas? Se me es tan casual... y aburrido. Actualmente todo me aburre.

Río un tanto y vuelvo a beber esta vez un sorbo más largo de sake, para luego dejar nuevamente la botella sobre la barra.

—Tu en cambio... estabas en esa dimensión... Apropósito. ¿Cual era el fin del regalo que me dejaste?

Le miré cada que explica su condición, el pasado de Mello jamás lo conocí, ni mucho menos lo mucho que intentó perfeccionarse a medida que el tiempo transcurría. Conocía muy poco en realidad, como de todas las personas, jamás me incorporé demasiado en la vida de nadie, tanto como tampoco los demás lo hicieron conmigo.

—Ocultas muchas cosas, ¿Eh? Es curioso, a decir verdad. Y que además aun continúes sonriendo.

Le brindé una sonrisa también, para tomar la botella y beber el último resto que quedaba en esta, hasta vaciarla.

Escuché a Mello, regresando a una expresión neutra de mi parte.

—Pues, algo así, nunca necesité la compañía necesaria de nadie tampoco... o eso creía, estaba bastante fría hasta que el padre de mis hijos apareció...

Tomé una nueva botella y la abrí, dando un pequeño sorbo a esta.

—Pero... si necesitas tener en alguien en qué confiar, no tengo por qué negarte eso... Mello.

—¿Por qué no beneficia? ¿Por que siempre habrán rivalidades entre las naciones? Eso al fin y al cabo depende de cada uno...

Di otro pequeño sorbo, escuchándolo a la par que lo miro, luego de terminar sus palabras río levemente y levanto mi botella chocándola con la de él.

—Claro! No hay ningún problema con eso, acepto ser tu amiga.

Le sonrío volviendo a acercar la botella a mis labios bebiendo un tanto más.

—A decir verdad, siempre me pareció curioso ese brazalete...

Bebí y dejé la botella a un costado sobre la barra, recargándome en el mesón luego.

—¿Estarías completo? ¿A qué te refieres con eso? Uhm, explícame el valor de esa simple joya, jamás lo entendí, realmente.