Bosque de Konoha

-Bosque de Knoha-



Bosque con densa vegetación, muy hermoso. En él, a media noche, gracias
a la luz de la luna, un árbol que de día pasa desapercibido se torna de
una tonalidad rojo carmesí.

Continua corriendo y sin jadear, como si tuviera toda la fuerza del mundo de correr y correr. ¿Habrá sido efecto del azúcar? Quién sabe, ella era feliz siendo un ente más de la noche. Sin darse cuenta llegó al bosque de Konoha, y a lo lejos pudo observar un par de sombras juntas a las cuales le daba miedo acercarse y como un gatito asustadizo se quedó detrás de un árbol observándoles, le parecían familiares, aun así se quedó quieta observándoles.

Uhm...

Se sobresalta un poco al ver como las dos le observaron y hablaron al mismo tiempo, no esperaba la desconfianza, sin embargo, la comprendía absolutamente. Suspiró apesadumbrada y carraspeó un poco para que así su voz no volviera a salir entrecortada y pudiese calmarse aunque sea una mínima parte. Se sentó lentamente en el césped y acomodó su falda para que nada se le viera. Dejó el paquete a un lado ya que no lo habían aceptado y elevando un poco sus orbes miró a ambas pausadamente, cambiando de dirección una y otra vez.

No, no tienen veneno. Acabo de sacarlos de la tienda de Ramen, aunque no sé...

Mira a un lado la bolsita y menea un poco la cabeza, regresa en sí con una pequeña sonrisa ladina que no era más que cortecía. Anteriormente había notado que sus rostros eran familiares, ahora recordaba, seguramente les debió haber visto dando vueltas por Konoha mientras ella venía a visitar a su hermanastra. Tenía al menos un poco de sentido.

Un gusto, mi nombre es Azusa.

Observa a la pelirroja sangrar y se acerca rápidamente con un pañuelo a limpiarle el sitio donde el líquido carmín caía.

Eh, sangras... ¿Qué te pasó?

¿Condimento...?

Miró un poco al suelo disgustada, cuando más comenzaba a agradable su nombre alguien le insultaba, no sabía si mirarle bien o mal, pero luego de sus siguientes comentarios comprendió que la chica no sabía mucho de la realidad humana, ni siquiera conocía los pasteles, seguramente pensaba que era una persona más, pero ¿En verdad creía que caería alguien en un paquetito tan pequeño? Dio una risita leve que era más por lo sorprendida que se encontraba, mirando a un lado la bolsa envuelta por el mantel y retirando el nudo, para sacar el plato y dejarlo frente a Shana, continuaba extendiendo sus brazos.

Esto es un pastel, es un dulce que tiene crema y frutas. Había comido mucho pastel en la tienda, así que preferí guardar unos cuantos en mi mochila.

Indicó, para luego volver a dejarlo en el suelo. Su mirada se desvió a un costado observando a la niña rubia que casi perdía la respiración de tanto reír. Se acercó gateando a ella picandole la frente.

Uhm... ¿Estás bien?

Azusa se alejó un poco cuando notó el sonrojo de la niña rubia, por lo que tomó más distancia irguiendo su espalda hacia atrás y dejando de picarla. Dejó sus manos sobre el césped y se acomodó, observando el pastel que nadie quiso recibir. "Un desperdicio" - pensó y dejó escapar un leve suspiro, prácticamente inaudible. No importaba, después de todo había logrado guardar un par de pasteles más, así que no le iba a dar más protagonismo al asunto. La niña dijo su nombre y esta sonrió leve.

Aya...

Repitió, como si fuese para recordarlo y no olvidarlo jamás. Cruzó sus piernas mirando a ambas, en especial a Shana que parecía lamer su sangre. Le dio un poco de repelús, pero no por eso dejó de mirarla.

Se queda quieta cuando Shana se levanta con mirada decisiva apuntando su espada directamente hacia el pastel, ¿Qué quería hacer? Al parecer su mente estaba bastante perturbada como para que creyera que una comida fuese un enemigo del cual debería librarse, no le comprendía bien, pero tal vez era que no creció como alguna de ellas si lo habían hecho. Azusa continuó observándole en silencio quería decirle "detente" pero aunque lo hiciera aseguraba que no le haría caso, estaba concentrada en ella y sus creencias, no iba a tomar en cuenta algo que le dijera otra niña. Cerró los ojos cuando el filo de la espada comenzó a golpear incontables veces el pastel haciendo que salpicara a todas las presentes. Pasó su lengua por su rostro limpiando la crema esparcida, mirando con cierta pena la escena.

Uhm... sí... b-buen trabajo.