Sala de maestros

—Ah, qué carácter...

Entro a la sala acariciando un gato, éste se escapa rápidamente de mis manos y huye despavorido. Cruzo la puerta y avanzo lentamente hasta llegar a una de las sillas cercanas las cuales rodeaban la mesa principal, observo a Maleny y le brindo una pequeña sonrisa, para luego cruzarme de brazos.

—Está bien que esperen, es parte de su entrenamiento... el soportar todo tipo de situaciones, incluso la espera aburrida y monótona. (?)

Observo la lista de los alumnos y me quedo pensativa un rato para luego apuntar.

—Mi equipo es... ahm, ese: Equipo número dos.

Miro a un lado saludando a los presentes con un ligero movimiento de cabeza a la par de una leve sonrisa. Me parecían todos conocidos a excepción de uno en particular el cual traía una capucha que evitaba visualizar bien su apariencia y no puedo evitar reír al escuchar como costaba tanto aún pronunciar mi apellido.

—Ahahahah, ¿Acompañada? Vengo bien sola...

Volteo mi rostro observando a Deidara.

—Ah, hola Deidara... he estado bien, vaya, no sabía que tomarías un equipo tu también.

Entre una amena conversa de pronto siento como me manosean indiscriminadamente, el encapuchado picaba mis pechos con lentitud y cuidado.

—¡Aléjate!

Me levanto agarrando mi silla y lanzándosela, descubriendo mientras lo hacía quien era detrás de aquella capucha. Aun así no me detuve en lanzar el objeto.

—¡MELLO!

¡No permito que nadie lo haga!

Veo como cae y se levanta luego con dificultad, iba a volver a sentarme pero recordé que ya no tenía silla así que crucé nuevamente mis brazo observándole.

Y sí... tienes razón, tenemos que ir a verlos, Maleny ya había dicho lo impacientes que se encontraban... Vamos.

Veo como vuelve a ponerse su capucha y comienzo a caminar hacia la salida, en dirección al salón del alumnado.